En primer lugar, somos fieles creyentes de que el vino empieza a elaborarse en el campo; es por ello que el vino que hagamos será tan bueno como las uvas que utilizamos para hacerlo.
Siempre nos gusta empezar de madrugada cuando es época de cosecha con el fin de asegurar que la uva llegue fría a la bodega; casi simultáneamente estamos en el campo cortando los racimos y en la bodega recibiéndolos y procesándolos. El racimo tarda en llegar al tanque 30 minutos.
Cada año las plantas reciben diferentes condiciones que el tiempo entrega y los retos que se presentan son diferentes; nuestro trabajo es recibir la fruta que la planta nos entrega. En San Juanito, nos vemos no como intervencionistas, sino como guías y guardianes de la vinificación. Nuestra misión es acompañar cuidadosamente a la fruta a través del proceso, permitiéndole expresar lo mejor de nuestra región, nuestro viñedo y nuestra casa, con el menor intervencionismo posible."
Esta versión resalta la filosofía de bajo intervencionismo de San Juanito y subraya el papel de guías y guardianes en el proceso de transformación de las uvas en vino, enfatizando y cuidando que el carácter único de la región, de nuestro terruño y nuestra casa se manifieste en cada botella.